A muchos esta sociedad nos huele a tufillo debajo de la costra de progreso y la cortina mediática. Día a día uno se entera de las cosas que bullen bajo las caras amables de la tele, de las emociones y alegrías de segunda categoría de la eurocopa, de un mundo "para todos" y de "libre información". Hoy leo en este artículo qué se esconde en nuestro primer mundo bajo las conscientes y calladas voces de nuestros líderes políticos, religiosos, y por supuesto, y como todos los demás, nuestros líderes sociales. La barbarie y la humillación son cimiento de las carreteras por las que vas y vuelves de trabajar todos los días. Tu trabajo es la sanguijuela que se hincha de la explotación, de la opresión y de la supremacía de tu lugar en el mundo. ¿Qué lugar? El primero. El primero y único. El único que es sanguijiuela, y que está dispuesto a pisar, expulsar, robar, matar, torturar, violar y decidir sobre cualquier vida humana en la tierra.
Está claro que sólo depende de nosotros que no sea así, y a mí me queda muy claro que ahora es así por nuestra culpa, sólo por nuestra culpa.
Está claro que sólo depende de nosotros que no sea así, y a mí me queda muy claro que ahora es así por nuestra culpa, sólo por nuestra culpa.
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